Sexta Compañía

Sexta Compañía

Antecedentes Generales

Sexta Compañía de Bomberos de Castro

Fecha de Fundación: 22 de Mayo de 1966

DIRECTOR: Heriberto Roloff Lichtemberg

CAPITÁN: Exequiel Berrios Guzmán

TENIENTE 1º: Sergio Jara Bravo

TENIENTE 2º: José Tacul Chaura

TENIENTE 3º: Alfredo Hernández Ojeda

SECRETARIO: José Santana Barrientos

TESORERO:  Humberto Sánchez Alvarado

Lema: Vivir para Servir

Especialidad: Forestal – Agua

Material menor de reconocimiento: Celeste

Cuartel: Galvarino Riveros 1200

Sala de Máquinas: Galvarino Riveros 1200 esquina Intendente García

Sector: Castro Alto

Código Interno: 600

Carros Bombas CARRO BOMBA, IVECO MAGIRUS B-6, 2016

                          CARRO BOMBA, CAMIVA RENAULT BX-6, 1998

Integrantes: Bomberos – Voluntarios, Bomberos –  Miembros Honorarios, Brigada de Aspirantes

El terremoto del 22 de mayo de 1960 provocó daños y estragos en Castro. Nuestra ciudad en ese tiempo limitaba al Noroeste aproximadamente con las calles Sargento aldea y Gabriela Mistral con Freire. Por tanto desde el actual hospital hacia el oeste no había casas prácticamente, ni menos calles, sólo senderos y una que otra habitación; todo ese entorno era conocido como la chacra por las plantaciones de chacarería y los álamos que marcaban las propiedades rurales. Las personas adultas y jóvenes que recorrían dichos lugares no se imaginaban que con los años sería el más poblado de Castro. Meses después del sismo comienza la construcción de casas por ambos lados de la denominada Avenida Pacífico, hoy Galvarino Riveros, al aprovechar crédito y garantías gubernativas, lo que implicó además una voluminosa migración del campo a la ciudad. Es así como la primera población con casas tipo, arquitectura aún desconocida en Chiloé, se sitúa en la Avenida Manuel Rodríguez, al frente norte del hospital.

Años más tarde durante la segunda mitad del decenio de los años 60, se inicia la construcción habitacional en todo el sector del llamado Castro Alto, con diversas poblaciones localizadas en el entorno de Avenida Pacífico: Intendente García, Clara Barton, Javiera Carrera y otras. En los inicios de la década del 70 otras poblaciones se construyen: René Schneider; Juan Soler y se urbaniza con las respectivas casas el área del Cerro Millantuy. Agregamos nuevas habitaciones en ambas veredas de calle Manuel Rodríguez y en los años 80 y 90 las poblaciones Arturo Prats, Camilo Henríquez, Padre Hurtado, llegando en el presente más al oeste de la famosa Villa Palmira incluso extendiéndose hasta la famosa quinta recreo de antaño de Santiago Raipillán.

En conclusión en sólo dos decenios se pobló completamente Castro Alto. Manteniendo actualmente el mayor porcentaje de habitaciones; esta alta densidad lograda en poco tiempo continúa en ascenso así como las variadas viviendas construidas principalmente de madera.

Se infiere por tanto la preocupación de los Oficiales Generales ya desde los inicios del año 1960 por abarcar bomberilmente tal sector. Así en junio de 1964 comprobamos en un documento textual la idea de comenzar con ejercicios preventivos, dice: “El Directorio General aprovechó esta ocasión para dirigirse con la Cía. hacia la población Clara Barton, donde… se hizo entrega de un gallo al Cuerpo de Auxilio de la Población Clara Barton… La Cía. (Segunda) así como asistió a un pequeño ágape ofrecido por el Directorio de la Población. A continuación se realizó un ejercicio en forma de competencia interna… Al final… se recibieron felicitaciones por el trabajo realizado…”. Valioso testimonio de lo que sería el germen inicial de una actividad bomberil planteada por los propios pobladores, la formación de un Cuerpo de auxilio y lo relevante, el trabajo con el famoso gallo y sus mangueras unidas para protección y ayuda de los habitantes y propietarios del sector.

Desde entonces el Directorio General del Cuerpo de Bomberos enviaba compañías a fin de ejercitarse con la agrupación auxiliar y este aspecto fue motivo fundamental para que con los años venideros constituyan una organización formal de voluntarios. Comenzaba a propagarse paulatinamente en la comunidad el deseo de servicio público y puntualmente preocuparse del nuevo núcleo poblacional que crecía constantemente. No sabemos si este Cuerpo de Auxilio cumplió alguna vez alguna acción de emergencia con el material menor de que disponía empero, debían realizar prácticas de ejercicios regularmente. Con todo, aquellos nobles vecinos de Clara Barton y su pequeño grupo auxiliar conscientes del rol desempeñado fueron testimonio vivo de los rudimentarios trabajos iniciales bomberiles; sin duda un ejemplo de solidaridad.

Transcurren dos años y las cifras anotaban aproximadamente unas 3.000 personas; el censo de 1970 indicó 11.180 habitantes urbanos y las estadísticas actuales acotan un número superior a 18.000. Se justificaba bajo cualquier punto de vista la creación de una Compañía, así no sólo el servicio bomberil sería más rápido, operativo y eficiente sino la comunidad sentía al mismo tiempo la necesidad imperiosa de contar con voluntarios que protejan y salven las vidas y bienes. Se sumaba la variable que todas las otras Compañías se concentraban en el centro de la ciudad, sector plaza, alejadas del perímetro que se deseaba resguardar; como se había demostrado en la práctica ante algunas emergencias ocurridas en las casas de material ligero con las consecuencias negativas fáciles de proveer.

Por ello, sintiendo una profunda estimación por el entorno de Castro Alto, un grupo destacado de vecinos; visionarios y esforzados, atentos al servicio comunitario y, especialmente de aquel populoso sector, se dieron a la honrosa tarea de  fundar una nueva Compañía, 70 años después de fundación del Cuerpo de Bomberos. Reuniones, conversaciones, sueños y objetivos se amalgaman en aquellos meses buscando a los hombres necesarios y dispuestos a cooperar en bien de la vecindad y, protección de la propiedad ajena como bomberos voluntarios sirviendo, con abnegación, altruismo y profunda filantropía.

Es así como un 16 de marzo de 1966, se reúne el Directorio de las poblaciones Clara Barton y la de Empleados Públicos de esta ciudad, acordando lo siguiente a través de un Memorándum: “Que siendo de sumo interés el ver la pronta solución de los problemas comunes que a continuación se detallan, presentan en conjunto este petitorio a las Autoridades competentes…” reproducimos sólo el punto Nro. 2 que se relaciona con los bomberos, dice “… Viendo la necesidad que existe de crear una Compañía de Bomberos en la población nueva de Castro, solicitan a la Superintendencia que dé la autorización pertinente o bien trasladar una Compañía de Agua a este sector. También se pide a esa institución que tenga a bien en darnos la sirena vieja para instalarla en dicha población.

Firman tal documento: Alfredo Hernández Ojeda; Pedro Tecol Alvarado; Gaspar Araneda Alarcón; Cristian Díaz Caballero; Miguel Burgos Burgos.

Con fecha  5 de abril de 1966, el Gobernador Arturo Pinto Canobra envía el Oficio  Nro. 221, al Superintendente Juan Pérez Aguilar, transcribiéndole el Memorándum presentado por los Directores de las poblaciones Clara Barton y Empleados Públicos, a fin de estudiar soluciones a los problemas que plantean: necesidad de crear una Compañía de Bomberos en población nueva de Castro; solicitar la autorización para lo anterior o trasladar una Compañía de Agua; derivar la sirena antigua a ese lugar. Mientras tanto, las reuniones de los vecinos continuaban y se estructuraban dándose responsabilidades para cumplir aquel servicio de organizar una institución, apoyados moralmente y en la práctica por la comunidad del entorno mencionado.

Así un día domingo 22 de mayo de 1966, tras previa convocatoria, un grupo de hombres esforzados y visionarios, atentos al servicio social, en especial del sector alto de Castro se reúnen para fundar una nueva Compañía, en la sede social de la población Clara Barton. Transcurren cuatro días y envían su primer oficio al Superintendente indicando la constitución de la Sexta Compañía de Bomberos. Dice su carta constitutiva. “…sintetizando las aspiraciones del sector nuevo de Castro en lo que a crecer una Compañía de Bomberos se refiere y, guiándose hacia esa solución, reuniéndose en la sede social de la población Clara Barton, 22 pobladores, a fin de echar las bases de una Compañía de Bomberos con sede en el sector y, de acuerdo a petición previa a través de memorándum que obra en poder de esa superioridad presentado con la debida oportunidad. Para su formación se tomaron en cuenta las siguientes razones:

1.- Que el vasto sector que comprende las poblaciones: Nueva de Castro, Clara Barton, Ruíz de Gamboa, Nueva Ten-Ten, albergan un total aproximado de 3.000 habitantes.

2.- Que el tipo de construcción, del 95% de las viviendas que componen las poblaciones mencionadas son de madera y, al contar con una Compañía de Bomberos, debido a la distancia y a la falta de rápidos medios de comunicación se vería retardada la acción de las Compañías existentes en caso de producirse un siniestro, situación esta última que se ha producido en otras ocasiones.

3.- Que existan dos escuelas y una guardería infantil que cuentan con un subido número de niños de corta edad.

4.- Finalmente, cabe destacar el hecho de que los 3.000 habitantes antes mencionados aumentarán progresivamente en el futuro por cuanto se contempla nuevas construcciones en el sector señalado, lo que hace más imperiosa aún la constitución de una nueva Compañía.

Como consecuencia de las razones devastadas se optó por elegir una Directiva que regirá los destinos de la Compañía y que a continuación se indican:

DIRECTOR: Heriberto Roloff Linchtenberg.

CAPITAN: Exequiel Barrios Guzmán.

AYUDANTE: Christian Díaz Caballero.

SECRETARIO: José Santana Barrientos.

TESORERO: Humberto Sánchez Alvarado.

TENIENTE 1°: Sergio Jara Bravo.

TENIENTE 2°: José Tacul Tacul.

TENIENTE 3°: Alfredo Hernández Ojeda.

Esta Directiva provisoria el 7 de julio solicita autorización para realizar una colecta en el sector Nueva Población de Castro para obtener recursos iniciales y, el 20 del mismo mes, piden la incorporación al Cuerpo de Bomberos de Castro y autofinanciarse, dado que existía entonces una crisis económica interna a nivel bomberil. Así, se organizan técnica y administrativamente. Estos planteamientos fueron apoyados en una reunión del Directorio General de Poblaciones, el domingo 19, para concretar la feliz iniciativa de la formación de la Sexta Compañía y su basamento sería la incorporación al Cuerpo de Bomberos de Castro.

Con fecha 25 de julio, por oficio Nro. 8 comunican su Directiva definitiva con 36 voluntarios activos fundadores e integrados oficialmente al Cuerpo de Bomberos como Compañía de Agua. La primera oficialidad quedó constituida de la siguiente manera: 

DIRECTOR: Heriberto Roloff Linchtenberg.

CAPITAN: Exequiel Barrios Guzmán.

SECRETARIO: José Santana Barrientos.

TESORERO: Humberto Sánchez Alvarado.

TENIENTE 1°: Sergio Jara Bravo.

TENIENTE 2°: José Tacul Tacul.

TENIENTE 3°: Manuel Cárcamo Chacón.

JEFE DE MAQUINAS: Víctor Gaete Nieto.

AYUDANTE: Héctor Cárdenas Vera.

Por lo tanto, las razones expuestas en párrafos anteriores, basadas en el aumento poblacional y urbano implicaron la fundación de otra Compañía en Castro Alto. Motivaciones vitales comprendidas por el Directorio General, que de esta manera ampliaba su rango preventivo de servicio comunitario y operatividad efectiva, dando total respaldo a la Sexta Compañía entre las alegrías, congratulaciones, esperanzas y metas futuras. La sociedad local así lo valoraron, especialmente aquellos sectores beneficiados, junto a las autoridades, vecindad, medios informativos y otros que vislumbraban otro hecho histórico notable en la vida cotidiana castreña. Una flamante Compañía nacía para beneficio público. Auténtica fiesta de camaradería se vivió en aquel tiempo y manifestaciones de convivencia sellaron tal acontecimiento surgido en la responsabilidad asumida por aquellos bomberos fundadores. Castro Alto ya tenía su Compañía que estaría presta cuando las emergencias la requieran. El año 1966 marcó una etapa sustantiva para el devenir de la institución.

 

Importante es indicar que muchos de los voluntarios habían pertenecido al Cuerpo de Auxilio y por tanto ya sabían las nociones básicas bomberiles, recordemos que prácticamente durante dos años se estuvo ejercitando en tal organización, que constituyó los atisbos primarios para dar origen más tarde a una auténtica Compañía.

Como naciente institución la Sexta Compañía no contaba con los medios ni recursos necesarios para desarrollar las actividades propias de la institución. Las primeras reuniones se efectuaban en la sede social de Clara Barton y una vez fundada formalmente con una estructura consolidada se les facilitó el salón de actos y una pequeña sala en el Centro Abierto Alonso de Ercilla y Zúñiga, que los cobijó como seudo cuartel durante cinco años, es decir hasta 1971, en el intertanto iniciaban trámites para adquirir un terreno donde construir su cuartel definitivo.

La Directiva tenía un activo trabajo más aún cuando recién se comienza a estructurar la Compañía: sesiones regulares, ejercicios programados, prácticas de desfile, entrenamientos y academias, uniformar a los voluntarios, las guardias, obtención de fondos, captar socios cooperadores y todo lo que implica la labor bomberil. Como sistema de alarma utilizaban la antigua sirena que fue instalada en el techo de la casa del Director, al frente del actual Cuartel, por calle Intendente García, donde aún se aprecia su base metálica y, con su sonido característico era tocada a las 12:00 horas y durante emergencias que alertaban al sector, ya que se operaba desde la calle con la manilla respectiva; se hizo auténticamente familiar durante esos años, incluso en el decenio del 70. De esta manera los vecinos comenzaban a acostumbrarse al ver correr a los sextinos hacía el Cuartel provisorio ante los primeros llamados lúgubres de dicha sirena, durante los amagos o incendios que afectaban a la comunidad.

En 1966 como acción inicial realizan una activa campaña para dotarse de uniformes de trabajo, aspiración sentida por los integrantes. Así el Directorio General les entregó casacas negras de cuero y cotonas de tevinil del mismo color para sus bomberos, aparte de las confeccionadas con sus propios fondos; a éstas agregaron un gorro tipo coscacho como parte del vestuario y un cinturón de cuero. Inmensa satisfacción que el contar con tal vestimenta y, con gran orgullo desfilaron por vez primera durante las Fiestas Patrias gallardamente en medio de los aplausos del público en Plaza Prats, cerrando la presentación oficial del Cuerpo de Bomberos. Una trascendental foto de la Compañía captada después del desfile selló el histórico día, donde aparecen los bomberos sextinos para la posteridad. Con esta indumentaria iniciaban su identificación con la comunidad.

Respecto a este tema podemos decir que los Oficiales tuvieron un extraordinario desempeño para equipar a su institución, demostrando de paso su real valía y estimación profunda a su naciente Compañía, con la capacidad de gestión óptima. Ya en el año 1967, considerado fructífero en varios logros, la Armada Nacional previa petición y atendiendo los nobles propósitos, obsequió 50 uniformes completos de desfile siendo la guerrera oficial de parada. Era una casaca azul negra de corte militar con bocacuello del mismo color utilizada por los infantes de marina; se completó con botones dorados, pantalón y cinturón blanco, corbata y zapatos negros, además durante ese período comenzaron a usar cascos, modelo francés que terminaban en punta y, a inicios de los años 70 los cambiaron por cascos americanos de ala ancha, correspondientes a los actuales. Entonces en menos de un año completaban su vestimenta de trabajo y parada, sin duda importantes adquisiciones.

El 19 de agosto el Director y Oficiales organizan e invitan a un cóctel a su Cuartel para la entrega oficial  de tales prendas de parte de los representantes de la institución donante; una tarde especial por tan significativo logro. Fue estrenado con emoción en el desfile del 18 de septiembre del mismo año, causando admiración por la importante presencia; por fin la Sexta Compañía aparecía en público como todas las otras instituciones congéneres. Desde esta fecha y en todos los actos públicos o internos del Cuerpo de Bomberos se presentaban con esta particular vestimenta que los identificó notoriamente durante 13 fructíferos años.

Puntualizamos que dicho uniforme se mantuvo hasta 1980, año en que le Cuerpo de Bomberos confecciona vestimentas tipo pata todos los bomberos. Es preciso manifestar que de los 50 uniformes donados solamente utilizaron 25 y por acuerdo de sesión de Compañía se donaron los restantes al Orfeón Martín Ruíz de Gamboa de nuestra ciudad y, el 28 de agosto del mismo año aportaron 25 pantalones azul marino negro a la misma organización. Dos instituciones entonces se benefician y cooperan mutuamente.   El año 1967, tras intercambiar opiniones la Sexta Compañía realizó el primer concurso público “Buscando el lema de la Compañía” entre los vecinos del sector. Resultó ganador después de un fallo salomónico el voluntario Heriberto Roloff Lichtenberg con el lema. “Vivir para Servir” que desde esta fecha se constituyó en el oficial de esta naciente organización por ser palabras señeras que reflejan la motivación y sentido del origen de la Compañía.

En lo relativo a su Cuartel, el Directorio General junto a los oficiales sextinos realizan una serie de gestiones para disponer de un sitio estratégicamente localizado a fin de cubrir un mayor perímetro, con un accionar rápido y una ubicación equidistante de los diversos sectores. Escogido el lugar, el 10 de abril la Corporación de la Vivienda (Corvi) envía un informe aceptando la compra de un terreno de 850 metros cuadrados por parte del Cuerpo de Bomberos destinado al Cuartel de la Sexta Compañía. El sitio se ubica en la esquina de Intendente Arturo García con Av. Galvarino Riveros, sin duda la mejor ubicación y ya en ese año se dispuso entonces de otro terreno bomberil para la construcción del futuro Cuartel.

En sólo un año de vida importantes logros que enorgullecerían a cualquier institución, sin duda, producto de la perfecta conjunción de su Directiva y voluntarios, sobre todo cuando se comienza a organizar una Compañía con las dificultades que implica. Aquí debemos destacar la importante labor de su Director, Heriberto Roloff Lichtenberg, que dirigió a la Compañía desde 1966 a 1969 y por su descollante acción fue elegido Vicesuperintendente en 1970, el primer sextino que ostenta históricamente un cargo en el Directorio General del Cuerpo de Bomberos; idéntica es la situación de su Capitán Hernán Solís Gaete, quien desde ese puesto ejecutivo entre 1967 y 1969 se preocupó por conseguir material menor para su institución como asimismo las permanentes acciones de ejercicios, guardias, desfiles y principalmente la activa preparación entre las emergencias a que debían concurrir, secundado por los voluntarios fundadores en quienes recaía la valiosa misión de proteger a  la comunidad ante la adversidad. Dignos de remembranza y visionarios ejemplos tenemos en Gaspar Araneda Alarcón; Luis González Lepín; Heriberto Sánchez Alvarado; Antonio Bórquez Macías; René Nauco Soto; Mauricio Gómez Aguilar; Ángel Labrín Sandoval; Héctor Gómez Aguilar; Luis Haro Arancibia, entre la treintena de ellos.

La Sexta Compañía con solidez administrativa y ejecutiva nacía orgullosa para la comunidad local, tal como lo ha demostrado desde 1966 inmersa en un sector de vasto desarrollo y proyección.

BOMBEROS Y BOMBAS DE LA SEXTA COMPAÑÍA EN ACCION

Al principio como cualquier institución carecían de los elementos básicos para el ataque al fuego. Sólo elementos para remover escombros: palas, hachas, bicheros, picotas, con los que iniciaron su accionar en emergencias. Se laboraba con mínimos elementos, principalmente baldes y cordeles, tal como se indica en sus libros de novedades donde utilizan dichas herramientas para controlar emergencias, en los primeros, mese de vida institucional. Con el  transcurso de los meses dispusieron de 7 trozos de mangueras y u pitón, los que dentro de un cajón eran trasladados por cuatro voluntarios que se turnaban con otros cuando el cansancio arreciaba durante los llamados.

Ejecutivamente debieron aprender a utilizar a la perfección tal material, so sólo los extendidos sino la alimentación de grifos para nutrir de agua al clásico pitón. Gran sacrificio significaba laborar de esta manera, aparte del peso de los cajones con sus mangueras: el correr varias cuadras implicaba una voluntad a toda prueba y gran destreza. Durante 5 años permanecieron en tal situación, sólo que aumentaron las cantidades del material menor. Los constantes ejercicios con dichos materiales les otorgaron gran efectividad en el accionar cuando ocurrían llamados de emergencia, y lo demostraban en la práctica al controlar amagos y principios de incendios en Castro Alto antes que las bombas de las Compañías del centro llegaran al lugar.

Entre algunas actividades relevantes en la segunda mitad de los años 60 y principios del 70, podemos puntualizar que en febrero de 1967, con los festejos celebratorios del Cuarto Centenario de la ciudad de Castro les correspondió desfilar con sus uniformes de trabajo pulcramente aseados y los clásicos coscachos; recordemos que en los meses siguientes ya dispusieron de guerreras para desfiles y otras ceremonias. También el 11 de diciembre de 1968 en el pavoroso siniestro que ocurrió en calle Serrano, donde se quemaron tres grandes propiedades les correspondió asistir colaborando con las Compañías y realizar labores de remoción de escombros ordenadamente dirigidos por sus oficiales.

En enero de 1969 es motivo de orgullo para la Compañía ya que juntos a las otras son revistadas por el Presidente Eduardo Frei Montalva en la Plaza  de Armas donde por primera vez lucen sus uniformes ante tal relevante visita. Ya utilizaban para tal fecha los cascos modelo americano, usados actualmente. Ya en el año 1971 justamente antes de la entrega de su primera bomba de redistribución debieron concurrir a otra emergencia de proporciones en calle Blanco el 6 de enero de 1971; esto por nombrar acciones puntuales entre tantas otras. Empero, siempre sin disponer de una bomba y ya consolidados como Compañía continuaban sus actividades regularmente: ejercicios, sesiones, guardias, asistencia a incendios o amagos y todas las actividades bomberiles inherentes.

Sin embargo su sueño era disponer de una máquina y esto se logró cuando se produce la redistribución de material mayor producto de la adquisición de nuevas bombas. Así el 8 de noviembre de 1970 se destinó para la Sexta Compañía la famosa bomba japonesa “Nissan Junior” que prestaba servicios a la Tercera Compañía y estuvo bajo la administración ejecutiva de esta Compañía hasta 1976; por tan importante acontecimiento se realizó un fraternal cóctel en el Cuartel con el Directorio General. Hito histórico ya que era la primera máquina para la institución y, con ello hacían práctica real de cumplir como Compañía de Agua; por tal razón un activo plan de preparación se consideró en aquel entonces.

Con tal bomba iniciaron una acción destacada en su propio sector. Primeramente debieron ejercitarse en su uso aunque tres meses antes de su entrega ya se preparaban convenientemente en el Cuartel General con citaciones extraordinarias para sus voluntarios, especialmente conductores y luego se abocaron a perfeccionarse en la utilización del estanque de la bomba para un control eficaz y rápido de las llamas. Por ello los ejercicios que habían comenzado con antelación se hicieron más regulares y sacrificantes; debían ejemplarizar la operatividad sextina aliados ahora con un excelente material mayor. Demostración clara fue la acción en el incendio de la Gobernación en 1971, donde desde los patios interiores, en los almacenamientos de combustible por más de 4 horas los bomberos y la bomba efectuaron una activa labor de extinción.

En estos años previo sorteo se les asigna el color celeste, pintura que identificará el material menor como reconocimiento para la Sexta Compañía. De inmediato todos los accesorios menores fueron decorados con tales franjas de colores.

La Nissan se adaptó notablemente al nuevo entorno y con su capacidad de maniobrabilidad podía llegar a cualquier barrio o casa por las recientes calles abiertas, pasajes o huellas que se trazaban en Castro Alto. Los vecinos que pululaban allí observaban el paso raudo de la bombita junto a los voluntarios dirigiéndose al lugar de la alarma, además constituía un orgullo para ellos en el sentido de que su barrio ostentara ya un máquina bomberil. En realidad, en estos 5 años de eficiente trabajo del Nissan con enormidad de emergencias de múltiples tipos, concluimos que fue un  óptimo servicio si miramos retrospectivamente, esto porque prácticamente no hubo incendios de magnitud y, aquellas emergencias mayores fueron controladas por la Sexta Compañía junto a las otras Compañías. Más aún, muchas veces debieron concurrir a reforzar el accionar de las Compañías de Castro Centro con la Nissan en bastantes llamados y, quedó grabado en los sentidos cuando al sonar la sirena se desplazaban hacia el centro por Avenida Pacífico y Freire raudamente con sus voluntarios encaramados y el copiloto con la manilla girando tocaba la sirena de la bomba, el sonido de tal artilugio era espectacular y característico, se podía reconocer a la distancia de cuál bomba se trataba.

Los Sextinos aprovecharon todo el potencial de la máquina que constituyó un verdadero ejemplo ya que se familiarizaron totalmente y les reservó destacadas actuaciones para su historia, aparte de los agradecimientos comunitarios. Los activos conductores que descollaron en esta actividad fueron Berty Lloyd-Jones Evans; José González Kurten; Audilio Galindo Oyarzo, formador de una verdadera escuela de maquinistas; Manuel Jara Garrido; Víctor Gaete Nieto; por indicar algunos. Fue entregada a Comandancia en 1976, permaneciendo en el Cuartel General, guardada hasta 1982 para ser redistribuida a Puqueldón, donde prosigue actuando.

Sin embargo a medida que aumentaba notoriamente la población y casas del sector, era necesario renovar el material mayor; urgencia sentida por la Compañía y vecinos, más aún cuando la sufrida Nissan ya constituía la máquina de mayor antigüedad. Así en 1976 el Directorio General por intermedio del Gobierno destinó la entrega de un moderno carro bomba a la Sexta Compañía. Primera adquisición histórica, y reconocimiento a una labor desempeñada con calidad por parte de los voluntarios que, inmersos en un populoso sector, debían doblegar sus esfuerzos para optimizar el servicio.

Se trata de una bomba Berliet Camiva, modelo 1975, francés, con un estanque para 2.700 litros de agua sobre ruedas y, con todos los elementos tecnológicos y mecánicos más vanguardistas, así como también en cuanto a material menor: chorizos, mangueras, pitones, trifulcas, gemelos y carretes. En suma era la máquina más moderna y renovada en ese momento. Fue traída desde Santiago conducida por el maquinista José González Kurten, de valioso actuar en este puesto durante años, dentro de una partida importante a Chile y recibida con todos los honores en Castro, especialmente cuando se percibía una etapa enriquecedora al renovarse el material mayor.

Fue bautizada en la Plaza de Armas en medio de una multitud de gente y las Compañías formadas que hicieron cortinas de agua, posteriormente se realizó el tradicional paseo por la ciudad, acompañado de las otra bombas y siendo reconocidos por la comunidad. Qué gran satisfacción sentían los bomberos sextinos al disponer de este carro bomba que completó un ciclo vital en su historia y mayores alegrías aún hubo entre los habitantes de los barrios donde le correspondía servir. Se entregó oficialmente en febrero en un acto público en el Estadio Municipal, formando el Cuerpo de Bomberos de parada con los programas de rigor y, ocasión donde la Sexta Compañía a su vez devolvió a la Comandancia la populosa Nissan.

La Berliet Camiva actualmente cumple todos los servicios bomberiles de la Compañía, siendo la bomba que los acompaña en esta última década, dotada del más renovado material menor para trabajo de los bomberos. Desde su incorporación definitiva han sabido utilizarla óptimamente, y le ha brindado constantes cuidados, limpieza, reparaciones y otros, así como le han incorporado nuevos elementos para un mejor servicio: destacamos una baliza de luces destellantes, asiento implementado para dotación de 5 voluntarios más, pañol de herramienta; napoleón; conos; pitón monitor que se conecta al cuerpo de bomba directo.

Con ya 20 años de actividad ininterrumpida el Berliet Camiva ha demostrado con creces su versatilidad y capacidad de funcionamiento. Prácticamente todas las emergencias ocurridas en Castro Alto han sido asumidas por la Compañía con resultados favorables, demostradas por el control efectivo de tales situaciones sin propagarse, esto además se explica por el trabajo ejecutivo de los voluntarios que conocen particularmente en sus detalles a la bomba mencionada o material accesorio menor y, sumado a los maquinistas y conductores que efectuaron y realizan una labor de mantención y protección permanente. Es preciso indicar que su actividad no sólo ha sido en su sector, sino que muchas acciones han debido efectuarlas en el ámbito rural y, más aún han intervenido en incendios de proporciones que afectaron lugares del centro y puerto local. En estos casos la bomba rápidamente se traslada desde su Cuartel hasta los entornos afectados.

Desde su llegada a Castro, su primer incendio de proporciones y prueba de fuego fue el ocurrido en diciembre de 1976 en la esquina sureste que enfrenta a Plaza Prats, al destruirse una enorme casona allí existente; con un eficiente trabajo se evitó la propagación a otras casas en una acción coordinada de material mayor y voluntarios del Cuerpo de Bomberos. Desde aquella fecha han concurrido a un sinnúmero de emergencias durante tantos años; por nombrar puntualizamos en 1978 al pavoroso siniestro de madrugada en calle Galvarino Riveros, donde se quemaba la barraca San Bruno y otras casas. Allí laboraron con grifo y con el estanque de agua potable que surtía la ciudad debido a la escasez de fuentes de alimentación; vaciándose dicho estanque con los chorizos en una actividad de más de 6 horas continuadas; el 28 de octubre de 1979 también de noche, en Panamericana Norte, sector Ten-Ten, donde se siniestraba una bodega de almacenamiento de gas licuado actuó la Compañía como segunda máquina de ataque y realizó un eficiente servicio; la falta de agua en dicho lugar obligó a regresar a las bombas 8 veces a rellenar estanque en los grifos de Castro.

En medio del gran peligro por el material combustible; también fue extinguido sin consecuencias graves, el 8 de diciembre de 19881 a las 14:45 horas un incendio declarado en calle Pedro Montt, primer sector, donde se queman 7 barracas palafitos, la Sexta Compañía labora en convoy y atacando el siniestro, incluso con el boster controlan un principio de incendio en un camión y quema de espinillos en medio del incendio, con voluntarios lesionados a consecuencia de la acción. Pese a la destrucción, el Cuerpo de Bomberos en acción conjunta impidió la extensión del fuego en aquel tradicional y arquitectónico barrio.

Estas emergencias son sólo para graficar la enorme actividad de la bomba y los sextinos, ya que han sido muchas más aquellas donde han debido concurrir, especialmente en todo el decenio de 1980 y la primera mitad de los años 90, desarrollan una incesante actividad, como todas las Compañías del Cuerpo de Bomberos de Castro.

Con todo, la Sexta Compañía y su tradicional bomba ya ocupan un sitial relevante en el acontecer histórico de Castro no sólo por su capacidad comprobada y regularidad funcional sino porque con sus años servidos continúa realizando una excelente labor. Es la clásica y única protección inmediata in situ, auténtico defensor de un sector vasto junto a os abnegados y serviciales voluntarios sextinos. Así lo ha demostrado la comunidad desde 1966 en que brindan y cifran su estimación e identificación a esta Compañía que les pertenece íntimamente, enclavada en su propio mundo social.

En lo concerniente a sus cuarteles es preciso mencionar que cuando se comenzó a construir el actual Cuartel General de Bomberos, el cual se construyó en 1970, la Sexta Compañía que en principio funcionaba administrativamente en la Escuela Hogar Alonso de Ercilla, debió ocupar el inmueble de la Tercera Compañía y al mismo tiempo en 1971 se iniciaron los trabajos para construir un Cuartel provisorio, al cual muchas veces por las lluvias tenía que accederse por gruesos tablones estaba ubicado en el mismo lugar donde hoy existen edificios de departamentos; allí había una especie de pantano, debiéndose rellenar el sitio. Pequeño Cuartel que se logró finalizar con el esfuerzo y labor de los propios voluntarios de ese entonces, a fines de los años 60. Una sola pieza, de un piso, congregaba todas las semanas a la Compañía; ya disponían de un recinto propio para sus quehaceres bomberiles. Permanecieron en tal dependencia durante 7 años, siendo su centro estimado y gran parte de su historia se vivió allí, incluso fue el recinto donde permaneció la bomba Nissan durante varios años, es decir una especie de sala de máquinas cuyo frontis se localizaba hacia la calle Intendente García; en la parte posterior había una pequeña dependencia que era utilizada como lugar de reuniones u otras actividades. También desde 1976 el mismo Cuartel fue utilizado para resguardo del Berliet Camiva, desde allí iniciaba su accionar junto a todas las actividades que implica disponer de material mayor, esto durante dos años; en el intertanto la Nissan se mantenía bajo la dependencia de la Comandancia y custodiada en el Cuartel General.

Desde 1978 el Directorio construyó un Cuartel momentáneo en la intersección de calles Intendente García y Galvarino Riveros, justamente en la esquina donde años antes se había comprado tal sitio, lugar en el cual desarrollaron su labor bomberil hasta 1985, nuevo hogar para la bomba y voluntarios, que reunía mejores condiciones que el anterior; una sala de máquinas y de reuniones, más la sirena instalada allí. Era el centro aglutinador de la Sexta Compañía, ya que aquí concentraron toda su vida institucional y organizativa, entorno que los identificó comunitariamente. Sin embargo su anhelo desde su fundación era contar con un Cuartel que reuniera las mejores comodidades y brindara un óptimo resguardo de las máquinas; durante años efectuaron los trámites pertinentes ante las autoridades a fin de construir un Cuartel definitivo cuyos planos y maqueta se hicieron en 1974.

Aquellos dignos esfuerzos se concretizan en junio de 1984. El Cuerpo de Bomberos y la Ilustre Municipalidad acuerdan construir un Cuartel con aporte de dos millones de pesos a cargo del Municipio y de un millón por parte de la institución bomberil, de los cuales el 50% se entregó ese año, lo que materializaba la construcción de la primera etapa, la cual comenzó a ejecutarse contemplando una sala de máquinas para dos bombas, sala de guardia, sala recreativa y dos baños respectivos. Durante estos meses y con las dependencias terminadas refuerzan aún más su accionar, sobre toso sintiendo el legítimo orgullo de disponer de un Cuartel apropiado, iniciando la camaradería en varios aspectos allí, además que el remozado lugar donde el Berliet Camiva tuvo definitivamente su asiento junto al carro de transporte Ford antes de su enajenación.

Actualmente continúa siendo el garaje sala de máquinas de su apreciada bomba cuyo nuevo frontis, ubicado hacia la calle Galvarino Riveros Nro. 1200 es la visión esperanzadora de los habitantes de Castro Alto, cuando prontamente acude a las emergencias que requieren sus servicios. En 1985 se reciben los aportes del 50% restante y de inmediato comienzan las labores de la segunda etapa que consideró una dependencia adyacente de un primer y segundo piso, con departamento completo para cuartelero, oficinas de oficiales administrativos y ejecutivos, casino, sala de reuniones, dormitorio de guardia nocturna y baños.

Todo el edificio concluido fue inaugurado el domingo 25 de mayo de 1986 a las 11:30 horas, con la presencia de autoridades provinciales, comunales, civiles, bomberiles e invitados especiales, en medio del jolgorio y felicidad de la comunidad. Para la ocasión imprimen un banderín alusivo con la figura del Cuartel como recuerdo. Además se aprovechó la oportunidad para celebrar los 20 años de vida institucional de la Sexta Compañía, con las ceremonias de rigor y la presencia de valiosos socios cooperadores. Sin duda, estas dos décadas sirvieron a la vecindad local serán recordadas con emoción por tantos logros conseguidos. Ya poseían un verdadero Cuartel Bomberil, otro de sus objetivos estaba realizado para beneficio institucional y público; y éste era centro del acontecer sextino por excelencia, donde bomberos y material mayor se preparaban para la actividad bomberil, como perfecta ecuación.

Como remembranza y concluyen los planteamientos indicados acotamos que mantuvieron a inicios de los años 80 la máquina de transporte porta escala el Ford americano que había pertenecido a la Primera Compañía. Bajo su dependencia la Comandancia dispuso que se utilice como Carro de Transporte de personal y al momento de alarma debía trasladarse por calle Galvarino Riveros principalmente, hacia el centro de la ciudad, recogiendo voluntarios de todas las Compañías que esperaban en algunos sectores predeterminados y se enteraban de su venida al sentir su sirena con un sonido sui géneris. La Sexta Compañía con sus conductores y de otras Compañías, cumplían la misión indicada ya que el carro de transporte estaba asignado en el Cuartel de Castro Alto que durante ese tiempo guardaba dos máquinas.

También mencionamos que la Comandancia desde fines de los años 80 les asignó la responsabilidad de la mantención en su Cuartel de una motobomba móvil, marca Volkswagen. Dicho artilugio técnico a cargo de esta Compañía ha cumplido excelente papel en siniestros, succionando el vital elemento hídrico con gran poder, incluso hasta con agua de mar en aquellos grandes incendios del sector puerto que en estos últimos años afectaron tal lugar o alimentando a los carros bombas en distintas oportunidades; siempre operada y conducida por sus activos voluntarios. Sin duda un apoyo imprescindible, considerando el tipo de construcción y topografía insular, para el accionar bomberil y que también forma parte del relevante parque mecánico automotriz de la Sexta Compañía. Así, la historia del Material Mayor sextino se resume en la bomba Nissan, el Berliet Camiva aún en servicio y la asignación del Ford. Cada uno cumple una etapa valiosa en la Compañía donde junto a sus integrantes demuestran la responsabilidad. Voluntad y aquel servicio comunitario hacia el sector donde se localizan y de toda la ciudad siendo reconocidos por su accionar bomberil. Justificando con creces su razón de existir desde 1966. 

ASPECTOS RELEVANTES DE LA VIDA INSTITUCIONAL SEXTINA

Los años 70 hacen destacar esta Compañía en múltiples actividades. Tenemos que en el año 1973 realizan un segundo concurso público para la creación del estandarte y banderín de la Sexta Compañía. Después de dilucidar profesionalmente el resultado, éste arrojó como ganador por su excelente gráfica y esquema al profesor Ismael Cuitiño Cárdenas, quien proyectó dichos símbolos identificatorios. A contar de esa fecha ostentan tales elementos de reconocimiento. Dicho estandarte es de fondo azul negro, con ribetes y flecos amarillos con la insignia estampada; el banderín con idénticos colores y formas y la insignia respectiva.

Tres años más tarde, en 1976, organizan un tercer concurso para componer el texto y la música del Himno de la Compañía. Se deseaba contar con sones marciales que representen a la Sexta Compañía. Se presentan varios temas y, obtuvo premio como mejor composición el voluntario Víctor Guenel Serpa como autor, y como compositor el Director del Orfeón Municipal, Bernardo Mora Garrido. Fue interpretado el Himno en sesión, provocando aplausos espontáneos y excelentes comentarios por la originalidad del mismo, constituyéndose por tanto en el Himno Oficial sextino; siendo ensayado más tarde en citaciones especiales.

En el decenio del 80 asume la misión de implementar su flamante Cuartel, tarea que desde 1985 a la fecha se prosigue efectuando; beneficios varios como bailes sociales, ramadas en Fiesta Patrias, bingos, Festival Costumbrista y el siempre generoso aporte de sus socios cooperadores, entre algunos aspectos. Así, puntualizamos que en el año 1987 obtienen $ 500.000, fondos destinados al alhajamiento y mobiliario. En el presente el Cuartel está implementado con todos los elementos requeridos para el servicio y comodidades ad hoc. Durante estos 30 años de vida al servicio de Castro han integrado sus filas más de 190 voluntarios en distintos períodos y cuentan con dos centenares de socios cooperadores cotizando a la Sexta Compañía; acotamos que en 1966 contabilizan 19 socios, por ello comprobamos cómo paulatinamente fueron creciendo, lo que refleja la identificación con la Compañía.

A través del tiempo transcurrido la Sexta Compañía prosigue por aquella senda de progreso basado en el apoyo de sus bomberos, cohesión y espíritu de abnegación. Entre sus integrantes has descollado importantes bomberos no sólo por ser ejemplo para tantos, sino debido al aporte realizado en bien del Cuerpo de Bomberos. Muchos ocuparon cargos de suma importancia en el Directorio General y otros ostentan tales posiciones. Nombramos a Luis Tirachini Bórquez, Pro-Tesorero General en 1971 y 1972, Vicesuperintendente desde 1983 a 1993 y actual Pro-Tesorero del Cuerpo de Bomberos; Héctor Cárdenas Vera, Segundo Comandante en 1972 y Tercer Comandante en 1973 y 1974; Aquiles Galindo Oyarzo, Secretario General de 1988 a 1992 y Vicesuperintendente desde 1994 hasta el presente; Ricardo Mansilla Morales, Tercer Comandante en 1994, 1995 y 1996; Iván Velásquez Torres, Inspector General de Material Mayor desde 1993 a 1996. También han participado en la Comandancia como Ayudantes Generales, y el voluntario Eugenio González Arancibia es Inspector del Departamento de Estudios Técnicos desde 1993 hasta la actualidad; además en 1995 el Capitán de la Unidad de Rescate Manuel Melipillán Estefó pertenecía a sus filas.

Todos los indicados desempeñando cargos de importancia en los cuales fueron y son bien catalogados. Asimismo mencionamos que desde su fundación dos voluntarios ostentaban tan digno calificativo de Miembro Honorario, Carlos Ojeda Barría, recordado voluntario, y hoy cuentan con Waldo Bórquez Oyarzún, que refleja el quehacer bomberil sextino, una vida de entrega, siendo respetado por tan digna ostentación; idénticos conceptos para Audio Galindo Oyarzo, Miembro Honorario en estos últimos años.

Desde 1970 a 1996 los Directores que han tenido el privilegio de guiar administrativamente a la Compañía y, que han obtenido relevantes logros institucionales en distintos años, descollando además por su activo valor de servicio, tenemos a: Hernán Solís Gaete, 1970 y 1971; Luis Tirachini Bórquez, 1972 a 1982, diez años ininterrumpidos en su cargo; Víctor Guenel Serpa, 1983 a 1988; Fermín Cárdenas Elgueta, 1989 a 1991; Eugenio González Arancibia, 1992; Héctor Godoy Godoy, 1993 y reelegido, y Fermín Cárdenas Elgueta desde 1994 a 1996.

En cuanto al mando ejecutivo, han ocupado el cargo de Capitán desde 1966 al presente, con la responsabilidad en las emergencias y lo que implica el disponer de todas las acciones operativas, los siguientes bomberos: Hernán Solís Gaete, 1967 a 1969; Héctor Cárdenas Vera, 1970, 1971 y 1973; Vitelio Neira Cerda, 1972; Manuel Jara Garrido, 1974; Guido Álvarez Cárdenas, 1974 a 1976; Ricardo Mansilla Morales, 1976 a 1978; Jorge Dolezal Dolezal, 1978; Víctor Guenel Sepa, 1978 a 1980; Luis Colivoro Vargas, 1981, quien prácticamente toda la década cumplió esta relevante misión; Héctor Godoy Godoy, 1984 a 1991 y desde 1994 a 1996; Reinaldo Ojeda Talma, 1992 y 1993 y Manuel Melipillán Estefó en 1993. Una pléyade de servidores públicos que demostraron con su actividad y conducción más el fiel e incondicional apoyo de sus voluntarios en estos 30 años una gestión que conllevó paulatinamente a la Sexta Compañía a un digno sitial de mérito y comunitaria entrega.

En cuanto a algunos bomberos destacados durante su historia y actualmente, podemos puntualizar a: Guido Álvarez Cárdenas; Carlos Saldivia Saldivia; Aliro Álvarez Cárdenas; José González Melipillán; Alejandro Vega Aravena; Héctor Ancapán  Elgueta; Arcadio Huenumán Álvarez; Oscar Cárdenas Álvarez; Carlos Bertrán Padilla; José González Kurten; Arnoldo Saldivia Saldivia; Hugo Sandoval Andrade; Néstor Delgado Delgado; Alfredo Hernández Ojeda; Juan Chiguay Paillán; Sergio Gutiérrez Kiessling; Camilo Díaz Gómez; Nelson Gallardo Cárcamo; Juan Danich Cárdenas; Manuel Álvarez Ojeda; Alcides Silva Álvarez; Luis Sánchez Gallardo; Pedro Gallardo Aguilar; entre tantos que engrosaron sus filas.

Como Compañía han obtenido Diplomas de Honor como tercera mejor asistencia del Cuerpo de Bomberos en 1972 y la primera asistencia en los años 1980, 1989, 1990, 1992, 1993 y 1994; una trayectoria ejemplar. Sus bomberos han sido calificados con premios, diplomas y medallas de mejor asistencia a nivel de Compañía y del Cuerpo de Bomberos, prácticamente en forma regular anualmente; mejor Director y Capitán de la institución en distintos años. Efectúan cursos de docencia de la Academia Nacional de Bomberos; integran la Unidad de Rescate Vehicular y el Departamento de Estudios Técnicos como inspectores, la Comandancia, el Directorio General y se desempeñan como Ayudantes Generales. Además por intermedio de su integrante de la instancia técnica realizan un programa radial semanal destinado a la prevención, consejos bomberiles y mensajes prácticos como vínculo comunitario social vital, espacio radial denominado como en años anteriores “Acontecer Bomberil”.

Entre otras de sus metas destacadas tenemos que el 24 de mayo de 1989 se formó el Grupo Femenino de Apoyo a la Sexta Compañía, cuyo objetivo es la integración de las damas que forman la familia sextina; además cooperan e múltiples actividades como aniversarios, beneficios y en todas aquellas que necesitan su colaboración en beneficios institucionales, implementando enseres de cocina, equipos de música y audiovisuales como aporte. Desde 1990 incorporaron a su organización una Brigada de Aspirantes, formada por jóvenes cuyas edades fluctúan entre los 14 y 18 años de edad, semillero bomberil, donde aprenden las nociones básicas administrativas y ejecutivas con todas las garantías de una formación adolescente.

En los decenios del 80 y 90 han cumplido misiones relevantes y obtenidos variados logros a nivel social para la consecución de recursos. Fiestas sociales y ramadas bailables para aniversarios patrios; rifas, poseen un módulo de gastronomía como bien patrimonial, participando en el Festival Costumbrista; asimismo en la organización y atención de la tradicional Peña Folclórica,  por acotar algunos hechos. Para beneficio, protección y mejor servicio de sus voluntarios los han equipados con cascos americanos, cotonas de trabajo negras alonizadas, botas de seguridad, buzos térmicos con huinchas reflectantes de presentación color celeste oscuro con el logo correspondiente; un número 6 de color azul con fondo blanco enmarcado en un escudo, sobre dicha figura una estrella blanca con dorado que en su sección superior dice: Cuerpo de Bomberos de Castro y toda la gráfica general en fondo rojo, limitado por un escudo mayor con ribete azul y dorado. Logo oficial de la Compañía. Gorros con el número de la Compañía y nombre del Cuerpo, color negro con letras amarillas; equipos de radiorreceptores, guantes; toallas y diversos tipos de herramientas para optimizar el trabajo bomberil; palas, picotas, barretillas y otras; dotaron su sala de guardia nocturna con los elementos necesarios a fin de aportarles las comodidades a aquellos bomberos que velan por salvar vidas y bienes, donde harán vida de Cuartel. Como actividad bomberil participan en el campeonato de Compañías intersextas de ciudades de la Región en Puerto Montt, con ocasión de los 70 años de la Sexta Compañía de Puerto Montt, obteniendo el segundo lugar en baby fútbol, con un diploma respectivo en 1995. Ocasión en que se vivió una auténtica fiesta de camaradería entre las Compañías.

Su actual Cuartel que como decíamos tiene toda la infraestructura requerida, cuenta con sirena de alarma, central de radiocomunicaciones, pozo mecánico para reparaciones y un cuartelero permanente para el servicio; Julio Serón Sánchez ex voluntario, además de conductor, quien tiene la responsabilidad en todos los aspectos de dicha dependencia. Participan como organización de la globalidad de actividades ininterrumpidamente desde su fundación: ejercicios, guardias, desfiles, reuniones, academias, emergencias de distinta índole y en general del acontecer bomberil cotidiano. En fin múltiples actividades donde corroboran el más alto espíritu de servicio y la importancia alcanzada. De esta forma la Sexta Compañía ha demostrado con creces su razón de ser y como esta joven institución localizada en un denso sector que contabiliza más de 18.000 habitantes permanece notablemente integrada y aquilatada ejemplarmente en aquel vasto entorno habitacional donde les corresponde proyectarse y servir, pero también para la ciudadanía castreña toda. Compuesta por voluntarios que en todos los años manifestaron una irrestricta abnegación, sacrificio, unidad, responsabilidad, operatividad y efectividad en el trabajo desempeñado, haciendo merecido honor al lema “Vivir para servir” desde el otrora 1966, en el más amplio sentido. Y, fructífero basamento para el futuro que cimenta y justifica la existencia de la Sexta Compañía.

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