Séptima Compañía
Antecedentes Generales
Séptima Compañía de Bomberos de Castro
Fecha de Fundación: 10 de Enero de 1971
DIRECTOR: Facundo Soto Díaz
CAPITÁN: Aquiles Galindo Oyarzo
SECRETARIO: Audilio Galindo Oyarzo
Lema: Voluntad y Sacrificio
Especialidad: Agua
Material menor de reconocimiento: Gris y azul
Cuartel: 18 de Septiembre S/N
Sala de Máquinas: 18 de Septiembre S/N
Sector: Rilán
Código Interno: 700
Carros Bombas CARRO BOMBA: B-7: C-5 Forestal, Renault Camiva, modelo Midlum 220-13, 4×4, año 2008.
CARRO BOMBA: BF-7: Jacinto Man Forestal, TGM 13290, 4X4, año 2021
Integrantes: Bomberos – Voluntarios, Bomberos – Miembros Honorarios, Brigada de Aspirantes
La localidad y poblado de Rilan ubicado en la península del mismo nombre, a unos 27 kilómetros de distancia de la ciudad de Castro, durante la segunda mitad del siglo XX vio transcurrir su existir en los avatares propios de una contingencia incendiaria. Un conglomerado de casas centradas alrededor de su iglesia y plaza conforman un núcleo de actividad social. Construcciones de madera adyacentes unas a otras conllevaron a que la comunidad a que la comunidad tuviera en sus pensamientos la idea de prevenir cualquier emergencia, máxime cuando ya se habían producido algunos amagos, afortunadamente controlados por la misma vecindad y complotaban también la lejanía de los centros bomberiles.
Por ello ya en el mes de noviembre de 1966 un grupo de vecinos visionarios se reunían en distintas casas intercambiando ideas para concretar la formación de una Compañía rural en Rilan. Tras una serie de opiniones, comentarios y planteamientos fundamentados deciden adjuntar un documento relacionado con esta creación institucional al Directorio General del Cuerpo de Bomberos, una intención notable y esperanzadora, aunque sin considerar el marco reglamentario respectivo para ello y tramitación de los conductos regulares.
La carta histórica dice: “Ref: Solicita ingreso Compañía Bomberos Rilan a Cuerpo Bomberos castro. Los pobladores de Rilan al Cuerpo de Bomberos de Castro, respetuosamente exponen: Que con fecha 3 de diciembre del presente año se reunieron, acordando formar una Compañía de Bomberos. Que el Directorio de dicha Compañía quedó formado de la siguiente manera: Director: Aquiles Galindo Oyarzo; Capitán: Facundo Soto Díaz; teniente Primero Héctor Oyarzún Pérez; Teniente Segundo: Humberto Bórquez Miranda, Secretario: Salvio Cárcamo Cárdenas; Tesorero: Efraín Oyarzún Barrientos. Que desea depender del Cuerpo de Bomberos de Castro sin exigir ayuda económica. En virtud de lo expuesto solicitan respetuosamente al distinguido Directorio General del Cuerpo de Bomberos de Castro tenga a bien aceptar su justa petición, satisfaciendo de esta manera el sentido anhelo de servir a su comunidad. Es gracia. Nota: Adjuntan nómina de voluntarios. Firma: Facundo Soto Díaz, Capitán; Aquiles Galindo Oyarzo, Director; Salvio Cárcamo Cárdenas, Secretario. Rilan, 4 de diciembre de 1966”.
La nómina de voluntarios dispuesto a integrar la Compañía, sólo seis meses después de fundada la Sexta Compañía, era la siguiente: Gastón Bórquez Miranda; Adriano Muñoz; Alfredo Barrientos Oyarzo; Bernardino Arenas; Francisco Barría; Benedicto Oyarzo Miranda; Raúl Miranda Haro; Alfonso Cárcamo Cárdenas; Ramón Miranda Nieto; Manuel Arenas; Audilio Galindo Oyarzo; Héctor Cárdenas Sánchez; Manuel Pérez; Braulio Saldivia; Manuel Sotomayor; Germán Aguilar, más los oficiales indicados anteriormente. Importante acotar que muchos de ellos integraron en el tiempo venidero a la Compañía regularmente constituida.
Producto de una serie de situaciones anómalas que afectaban al Cuerpo de Bomberos; sumado al apoyo requerido por la naciente Sexta Compañía y variables organizativas formales de la institución seudo bomberil de Rilan, hicieron que el excelente planteamiento noble de los vecinos de aquella localidad no pueda realizarse en tal ocasión, quedándose en una posición de statu quo. Rilan tendría aún que esperar, inmerso en la preocupación comunitaria.
Pasa el tiempo y finalizado el año 1970 ocurre uno de los hechos más trágicos que han afectado a este poblado; se produce el pavoroso incendio de Rilan, cuyas secuelas llegan hasta el presente y que incluso es hito dividir la historia. Efectivamente en noviembre la comunidad es sorprendida por un siniestro de proporciones que arrasó con 14 casas de las aproximadamente 20 existentes, una auténtica marea de fuego envolvió las casas localizadas a ambos lados de la calle de entrada al pueblo.
Los vecinos acongojados veían cómo se quemaban sus hogares impertérritos y sin poder realizar ningún control. Desde Castro concurre el Cuerpo de Bomberos con su material mayor, iniciando la extinción de las llamas, surtiéndose de agua en una especie de bocatoma artificial cerca del río del lugar. La iglesia Monumento Nacional, es resguardada y protegida del siniestro. Corolario de esta grave situación social comunitaria en el mismo mes a raíz de los problemas generados, reiteradamente se reúnen los vecinos tal como 4 años antes en las restantes casas y en la sede parroquial y nuevamente acuerdan formar una Compañía. Esta vez la motivación estaba clara, y la sensibilizada población sentía más que nunca la urgencia necesidad de tal organización, no se deseaba nunca más un hecho como el ocurrido.
Por ello se constituye un Directorio provisorio, el cual fue comisionado para iniciar los trámites de rigor y en diciembre del mismo año solicitan audiencia ante los Oficiales Generales del Cuerpo de Bomberos de Castro a fin de exponer tal valiosa petición. La comisión estuvo integrada por Aquiles Galindo Oyarzo; Facundo Soto Díaz; Audilio Galindo Oyarzo, quienes reiteran la solicitud de que en Rilan se forme una Compañía dependiente del Cuerpo de Bomberos de Castro, indicando una serie de planteamientos sobre el particular, los cuales eran reforzados ante la realidad vivida y el apoyo total e irrestricto no sólo de la vecindad rural del poblado sino de la comunidad castreña. El Directorio General acogió con beneplácito lo propuesto, entendiendo la urgencia de tal medida, además se iniciaba una nueva etapa bomberil en el Cuerpo de Bomberos donde otros parámetros positivos se validaban y por unanimidad aceptaron la formación de otra Compañía, la número 7, con asiento en la localidad de Rilan, que será dependiente de la institución bomberil castreña.
La noticia fue recibida con alegría y satisfacción especialmente en Rilan, ya habían inscrito a un relevante grupo de vecinos que se constituirían en los bomberos fundadores. Una auténtica fiesta comunitaria se vislumbró, pese a la desgracia ocurrida justamente un mes antes, cuando oficialmente informan del éxito de las gestiones efectuadas. Era un paso histórico concreto, real y efectivo en beneficio social. Las autoridades locales, medios informativos y comunidad en general se enteraban paulatinamente de esta relevante situación y la vecindad se preparó para fundar su Compañía. Mientras tanto quienes integrarían la institución normalizaban los trámites administrativos, reglamentarios a fin de cumplir legalmente con las indicaciones realizadas por el Directorio General.
Así el domingo 10 de enero de 1971, se reúne en la localidad el Consejo de Oficiales Generales en pleno, los oficiales de la futura Compañía, autoridades públicas y vecinos; tras el ceremonial normativo, se leen las reglamentaciones pertinentes y con las firmas protocolizando la sesión solemne se funda oficialmente la Séptima Compañía de Rilan, dependiente y perteneciente al Cuerpo de Bomberos de Castro, como una más de sus Compañías. Adoptaron como lema oficial el de “Voluntad y Sacrificio”, conceptos que reflejan la propuesta futurista de la nueva institución. Un ágape de honor selló la trascendental ocasión, el pueblo de Rilan contaba con otra organización de servicio público que estaría presta para su protección en cualquier emergencia.
El documento histórico dice: “Acta Nro. 1. Sesión del 1 de enero de 1971. Se abre la sesión a las 11:25 horas con asistencia del Sr. Superintendente del Cuerpo de Bomberos de Castro, don Hugo García Haro, el primer Comandante don Edgardo Ballesteros Cárcamo, Secretario de Comandancia don Cesar Vera Werner, Tesorero General Sr. Juan Pedro Barrientos Barría, Secretario General don Orlando Miranda Soto, Director de la 4° Compañía Haroldo Ballesteros Cárcamo, Regidor Arturo Antóniz Miranda; Director de la 7! Compañía Facundo Soto Díaz, Capitán Aquiles Galindo Oyarzo, Secretario Audilio Galindo Oyarzo y la casi totalidad de los voluntarios. La citada reunión es la primera con carácter oficial que realiza la Séptima Compañía recién formada.
El Sr. Superintendente se dirige a los voluntarios; en primer lugar lo hace con un saludo muy cordial y enseguida da a conocer cómo pudo llegar a formarse la Séptima Compañía con asiento en Rilan. Todo se debió a una solicitud enviada por los vecinos de la localidad, siendo ésta devastada y aceptada posteriormente por el Honorable Consejo de Oficiales Generales en sesión del mes de diciembre de 1970 con participación de 4 regidores y el Sr. Alcalde don Manuel Muñoz, del Municipio de la comuna, que gracias a esta Corporación Edilicia, fue posible la creación de esta nueva Compañía, destinando en esta oportunidad la cantidad de E° 30.000 para comprar el Carro Bomba de la Segunda Compañía y más un aporte de E° 3.000 para compra de material menor.
El Sr. Superintendente dijo a continuación que ver voluntarios significa gran sentido de disciplina, sacrificio, abnegación y trabajo, se está sujeto a obedecer los reglamentos de la institución de la Compañía a la cual pertenezca. Espero dijo que la Séptima Compañía modelo del Cuerpo de Bomberos.
Se programa la investidura para el día miércoles 10 de febrero, existiendo el tiempo prudente para prepararse como corresponde; para tal efecto se cuenta con algunos elementos, como ser; uniforme o chaqueta de parada, algunos cascos, cinturones; la Compañía debe preocuparse por la compra de sus respectivos pantalones.
Los voluntarios que ingresen a una Compañía deben hacer llegar una solicitud de ingreso, con sus datos personales, certificado de antecedentes y certificado médico.
El Consejo General de Oficiales sesiona el primer jueves de cada mes, es obligación la asistencia del Directorio y en su efecto del Capitán. Una vez realizada dicha reunión, cada Director de Compañía, convocará a sesión de voluntarios 48 horas después de haber asistido.
Se da a conocer le edad mínima y máximo para poder ingresar como voluntario, ella es de 18 y 40 años, respectivamente.
El Sr. Comandante informa sobre el plan de actividades del año; existen 11 ejercicios generales y 1 para estado de alerta. Para control de asistencia de voluntarios se llevará un libro, un voluntario no podrá faltar más de tres veces a un llamado de Compañía.
Se levanta la sesión con la palabra del Director de la Séptima Compañía, quien agradece la presencia de los directivos del Cuerpo de Bomberos y su apoyo que dispensaron en la forma de esta nueva Compañía…”, firman el Director y Secretario, estampando además el timbre respectivo de la nueva institución. Un valioso testimonio documental.
Para la Séptima Compañía comenzaba una vital carrera de abnegación, trabajo, sacrificio y voluntad. Tantas metas que lograr y lo más destacado iniciar los ejercicios, guardias, sesiones de planificación, obtención de material menor ejecutivo y administrativo y recursos, entre otros aspectos del quehacer bomberil. Palabras elocuentes pronuncia el voluntario Salvio Cárdenas en sesión del 12 de enero, dice “…pide a la asamblea que se pronuncie en forma franca sobre la gran responsabilidad que significa ser voluntario de una Compañía de bomberos, y si hay alguien que no está conforme de serlo. Después de una pausa general, se deduce que todos están dispuestos a trabajar y sacrificarse por su Cuerpo…”. Ejemplo de responsabilidad compartida y deseos de lograr una férrea institución.
Además piden a la Superintendencia que se prescinda del certificado de antecedentes ya que todos son personas conocidas del pueblo y honorables. Iniciaron con prontitud la consecución y tramitación de un sitio que les permita reunirse y practicar la consabida confraternidad, especialmente en Rilan, donde todos se conocían y era usual compartir jornadas de amistad en aquellas tardes pueblerinas. Aquí destacamos por su profunda estimación social y por ende a la comunidad, al bombero fundador Germán Aguilar Aguilar, quien donó el terreno para construir un pequeño cuartel en la calle 18 de septiembre.
Se gestionó la documentación respectiva y se obtuvo la escritura pública del sitio, siendo enviada junto con un presupuesto al Instituto CORFO Chiloé, con el fin de adquirir los fondos necesarios para la construcción de un Cuartel de bomba. Allí, consiguiendo algunos recursos y vía beneficios logran levantar un pequeño galpón que con el tiempo es refaccionado. Los voluntarios Bernardino Cartes Aguilar y Neftalí Arenas fueron los encargados de construir las puertas del garaje de la Compañía. Era un centro de bullente actividad; las primeras guardias y reuniones comenzaron a realizarse allí, además de un funcionamiento permanente en la recreación.
Con los años transcurridos el cuartel es remozado totalmente con aportes de la propia Compañía y en el presente es una construcción de un piso con cubierta de zinc y madera; en la parte posterior se ubica una sala con las comodidades necesarias para sesionar y en la sección anterior comunicada por una puerta está la sala de máquinas con radier de cemento; localizado en el mismo lugar anterior. Todo el material menor y mayor es mantenido en este cuartel, además se encuentra conectado por un sistema de radiocomunicación al Cuartel General con antena repetidora; también la sirena de Rilan se opera desde tal dependencia. Como indicábamos continúa siendo el centro de actividad para sus bomberos y habitantes.
En cuanto a sus uniformes, el Cuerpo de Bomberos les aportó las casacas de cuero y los cascos modelo americano de ala corta y francés de sección redondeada con la cucarda señalando su número respectivo, actuales prendas de trabajo; y los uniformes de parada son transferidos de una partida de la Sexta Compañía previo aporte de E° 15 por cada uno, dichas casacas correspondían al mismo vestuario que usaba tal organización, es decir azul negro con bocacuello, con tales prendas se presentaban en todo tipo de actividades donde se exigía su uso, toda una novedad y sorpresa para la comunidad fue observar a sus voluntarios luciendo gallardamente esta indumentaria con el resto del uniforme; pantalón blanco, zapatos negros y corbata del mismo color que, demostraba la preocupación de la reciente Compañía con el orgullo sentido por sus habitantes, Rememoremos que desde 1980 este uniforme es reemplazado por aquel de color rojo usado por todo el Cuerpo de Bomberos y, desde entonces es también su casaca oficial. Con ambos tipos en los decenios del 70 y 80 se presentan en las múltiples actividades consideradas. Incluidos desfiles y otras ceremonias públicas en Castro como en Rilan.
Ya en el mes de octubre de 1971 solicitan que se incluya en el temario de la reunión del Directorio General, la destinación del carro bomba para Rilan, preocupación sentida por sus voluntarios. Tal sesión se llevó a efecto el 4 de noviembre. También notablemente integrados participan en una Campaña del Sobre, la primera en su existencia, cuya finalidad era recaudar fondos para financiar parte de las deudas contraídas por el Cuerpo de Bomberos por la adquisición de los carros bomba Berliet y material menor; les correspondió la reparación de ellos en el sector de Castro Alto y concurrieron desde Rilan: Aquiles Galindo Oyarzo; Bernardino Cartes Aguilar; Neftalí Arenas; Orlando Bórquez; Osvaldo Galindo Oyarzo; Ramón Alvarado y Tulio Oyarzo.
Meses de gran actividad, donde en cada reunión se sugería la presentación de solicitudes de ingreso de nuevos bomberos; requerían consolidarse a la brevedad con otras voluntarios, como efectivamente transcurrió en el tiempo venidero, asumiendo todos los compromisos bomberiles.
Con fecha 5 de diciembre informa de su positiva balanceo, demostrando de paso que excelente gestión, donde los mayores ingresos prevenían de cuotas de socios cooperadores y beneficios, quedando un excedente aquel año de su fundación de E° 342, cumpliendo con los requisitos, además, del aporte anual al Directorio, exigido a todas las Compañías. Para la Séptima Compañía algo importante, sumado a que concurrían a votar para las elecciones y estudian en sesiones el Reglamento General del Cuerpo de Bomberos. La Directiva que rigió los destinos en 1972 estaba constituida como sigue:
DIRECTOR: Facundo Pérez Díaz (reelegido).
CAPITAN: Aquiles Galindo Oyarzo (reelegido).
TENIENTE 1°: Antonio Pérez Bórquez.
TENIENTE 2°: Manuel Sánchez V.
TENIENTE 3°: Guido Bórquez Miranda.
SECRETARIO: Audilio Galindo Oyarzo (reelegido).
PRO-SECRETARIO: Manuel Sánchez M. (reelegido).
JEFE MAQUINAS: Bernardino Cartes Aguilar (reelegido).
2° JEFE MAQUINAS: Germán Aguilar Saldivia (reelegido).
Acotamos que durante las ocasiones de efemérides importantes concurren a presentarse en nuestra ciudad, y asimismo, y asimismo participan en los ejercicios programados. En este sentido puntualizamos que siempre destacaron en nuestra destreza bomberil con obstáculos y escaleras cuando se efectuaban ejercicios de Comandancia internos o públicos en el Estadio fiscal de Castro. También las Compañías castreñas asisten mensualmente a Rilan, realizando ejercicios combinados e intercambiando docencia bomberil teórica y práctica. En lo administrativo realizan sesiones periódicas en Castro con el Directorio General, informando de distintos aspectos y obteniendo las cuentas de reuniones, aparte de cumplir con los requisitos contemplados desde su inicio fundacional.
Como toda institución que comienza, al principio laboraban con los elementos básicos de trabajo: escalas, baldes, cordeles, efectuando constantes actividades con tales materiales. Transcurre un año en que sus voluntarios continúan desempeñándose en forma normal, como se contempla reglamentariamente, cumpliendo las ordenanzas respectivas y ejercitándose abnegadamente hasta principios de 1972, cuando el Directorio General les entrega en redistribución un carro bomba producto de la llegada de moderno material mayor a Castro. Manifestamos que en aquellos años fueron apadrinados por el Alcalde Arturo Antóniz Miranda, quien preocupado por la situación de la naciente Compañía acuerda un convenio con el Cuerpo de Bomberos, entregarían como Municipio un aporte, traspasando bienes edilicios a cambio del traslado del Ford A de la Segunda a la Séptima Compañía.
Se aprobó tal gestión con gran felicidad para los bomberos de esta localidad y especialmente la comunidad, que pudo comprobar cómo a sólo un año de existencia poseerían una bomba que sería salvaguardadora de los bienes y casas. Es interesante agregar que los propios oficiales de Compañía iniciaron en aquellos meses una activa campaña para conseguir una máquina, que se favorecía por su suceso ígneo ocurrido, ya que la única solución preventiva era esa; vital para controlar cualquier emergencia en forma efectiva y rápida. Así el miércoles 5 de enero de 1972 la Segunda Compañía entrega el “Ford A” a la Comandancia y Directorio General en las condiciones mecánicas indicadas por oficio Nro. 3 del 05.01.1972; desde aquel día la bomba aseada y operativa como siempre cumple destinación en Rilan, a cargo de la Séptima Compañía.
Su recepción fue todo un acontecimiento, aplausos y manifestaciones al ingresar al ingresar raudamente recorriendo las callejuelas y la plaza acompañado de bomberos de la Segunda y Séptima Compañía, una fraternal convivencia concluyó aquel día glorioso. La máquina de tantas historias trasladada fue motivo de jolgorio, máxime al no existir tantos vehículos y; pocas localidades pequeñas podían tener la garantía. Con fecha 13 de febrero se efectúa el Acta de entrega en Rilán, dice “…siendo las 13:00 horas se procedió a hacer entrega del Carro Bomba Ford, modelo 1942 que estaba en servicio de la Segunda Compañía de Castro, a la Séptima Compañía con Cuartel en Rilan. La máquina se encuentra en perfecto estado de conservación y funcionamiento. Se encuentra dotada de 23 trozos de mangueras de 65 m/m, 4 pitones y 2 gemelos de 65 m/m. La entrega del carro bomba fue hecha por el Directorio General, la Comandancia y Segunda Compañía. Se adjunta el siguiente inventario…”. Firman tal documento el Superintendente, Secretario General, Tesorero General, Comandante, Director y Capitán de la Séptima Compañía y el Capitán de la Segunda Compañía. Humberto Molina Bustamante.
Sus desplazamientos por el poblado junto a los bomberos eran una novedad; aquellos ejercicios donde se congregaban los habitantes se convertían en un centro social y todos concurrían a observar y opinar al respecto. Al mismo tiempo recaía una responsabilidad mayor al contar con la bomba y debían demostrar que dicha asignación era correcta; por ello, los ejercicios eran más continuados t regulares hasta conseguir efectivamente en la acción bomberil. Además conllevó el uso de material menor: mangueras, pitones, gemelos, con los cuales prácticamente los extendidos y armados requeridas, pero sobre toso debieron abocarde al uso óptimo de los chorizos y cuerpo de bomba para succionar de pozo a la brevedad, entregando agua a los pitones, iniciando así el trabajo bomberil.
Esto derivó en que los bomberos construyeran un pozo de abastecimiento en la plaza, con capacidad para 30.000 litros de agua, estructura de cemento, un verdadero adelanto preventivo, al no existir fuentes de abastecimiento en el propio pueblo y es aún el clásico, utilizado hasta el presente ante cualquier llamado.
Sin duda una sabia medida que se complementó con os ejercicios desde ese lugar, instalando allí el Ford A y conectando los chorizos al pozo, haciendo funcionar el cuerpo de bomba y extendiendo las mangueras incluso cuadras para arrojar agua con los pitones. Esta práctica fue permanente y probada con buen resultado durante años. Por fin la séptima Compañía era una institución con todos los requerimientos, máxime que como Compañía de agua poseía una bomba que la constituía como tal.
Entre los activos conductores del Ford A tenemos al mismo voluntario de características probas Germán Aguilar, a Bernardino Cartes Aguilar, y Audilio Galindo Oyarzo, trío de maquinistas que fueron los encargados del funcionamiento y eficiente operatividad; por ello idearon una serie de maniobras a fin de lograr efectividad, como el caso de colocar un poco de agua en forma manual por el cebador para proceder a un mejor y rápido trabajo con la turbina. El Ford A se resguardaba en el cuartel mencionado; durante algunos años permaneció en excelentes condiciones mecánicas sobre todo en los primeros tiempos t, con dicha bomba en perfecta armonía con los voluntarios tras sus entrenamientos continuos, tuvieron desempeños de calidad en las emergencias ocurridas, principalmente amagos, controlados por la Compañía.
Empero, con estos postreros esfuerzos luego de una actividad apreciada, más la antigüedad de la bomba; súcubo mecánicamente pese a las reparaciones y mantenciones efectuadas. Debió ser resguardada en el Cuartel donde permaneció bastante tiempo ante los estériles esfuerzos por recuperarla, y los recursos de aquellos que sirvieron con el Ford A. El año 1988 es retornada a Castro, donde actualmente es reliquia bomberil segundina, funcionando perfectamente aunque sin su turbina y cuerpo de bomba. Rilan quedaba sin material mayor desde 1975, último año laboral de la máquina, con la consecuente preocupación de la Compañía y por ende de los habitantes.
Por ello, el Cuerpo de Bomberos tras un análisis y comprobando distintas variables bomberiles concluyen que para dicha localidad y sector se necesitaba otro tipo de material de máquinas; así, se asigna a la Séptima Compañía una motobomba que funcionó algunos años, reemplazándola por otra motobomba Volkswagen, de gran capacidad y potencial de trabajo, con un sistema móvil para trasladarla a distintos lugares, sobre todo rurales, ante los frecuentes incendios forestales. Se le adaptó un carro especial donde no sólo se transporta la motobomba sino los chorizos y accesorios; gemelos, mangueras, pitones y otros. Sin duda un óptimo aporte como se ha demostrado en la práctica, coordinando con una efectiva labor de los bomberos; además en los años 80 la Comandancia les entregó un Jeep Land Rover, refaccionado, de notable calidad y doble tracción, especialmente acondicionado para los terrenos rurales; con el cual se desplazan a aquellos sectores más difíciles, agregándole un excelente equipo de radio como móvil para comunicaciones.
Así, el Jeep y la motobomba que se acopla con una lanza metálica al móvil anterior, constituyen el material mayor de la Séptima Compañía; una dupla mecánica técnica que al compás de los bomberos se ha constituido en un excelente medio de protección. Máquinas que son mantenidas, cuidadas y resguardadas con particular atención; en este contexto acotamos la importancia del servicio comunitario realizado, ya que dominan a la perfección el funcionamiento, uso y operatividad de tales artilugios, basados en la práctica de ejercicios constantes y considerando la enorme responsabilidad hacia Rilan, sabiendo que es la única institución que debe asumir el vital compromiso de salvar vidas y bienes. Acotamos que principalmente los incendios forestales rurales han sido extinguidos y controlados impidiendo su expansión a sectores vecinos, como igualmente las emergencias en el pueblo, y esto gracias a la maniobrabilidad de la motobomba al instalarse en cualquier lugar donde exista una fuente de agua. Como corolario, se demuestra la importancia de la actividad bomberil de la Séptima Compañía, ya comprobada en sus 25 años de vida, donde en la práctica han ganado un merecido prestigio ciudadano.
Durante el transcurso del tiempo realizan una gama de gestiones para la consecución de recursos que son imprescindibles: bailes sociales, ramadas de Fiestas Patrias, como asimismo en los tradicionales 11 de febrero de cada año con la Fiesta Religiosa de la Virgen de Lourdes, entre algunos cometidos. También destacamos la formación del Comité de apoyo Femenino a la Séptima Compañía en Rilan, donde las damas y familiares de voluntarios descollan por sus generosos aportes para esta institución rural, incluso poseen un uniforme consistente en delantales azules. De esta manera se une la comunidad en torno a metas de servicio público y solidario.
El 10 de enero del año 1966 conmemoraron sus Bodas de Plata; 25 años de historia, jalonada de sacrificio, esfuerzos, fraternidad y abnegación paras su comunidad, donde el Directorio General asistió a los actos contemplados en medio de la satisfacción bomberil y ciudadana. Como Compañía presentan una auténtica tradición familiar, valor trascendental ya que permite una actitud de fuerte compromiso institucional y estimación, esto porque núcleos familiares coherentes siempre han integrado sus filas, lo que permite vislumbrar cómo la propia sociedad hace suya a esta institución: Díaz, Pérez, Galindo, Oyarzo, Cárcamo, Barrientos, Soto, entre algunos apellidos que se repiten en Cuerpo de Bomberos y son el reflejo de la tradición e identidad de la Séptima Compañía.
Así, esta organización enmarcada en pleno ámbito rural continúa desempeñando un relevante accionar en pro de su comunidad desde 1971 y ha merecido un noble reconocimiento para sus voluntarios porque han sabido ganarse aquella identificación tan relevante para cualquier institución pública y de servicio total en un pueblo que se expande y crece, sumado al entorno campestre. La Séptima Compañía cumple el rol encomendado y se proyecta eficientemente para beneficio del Cuerpo de Bomberos de Castro en estos años, donde su presencia es base fundamental como testimonio del acontecer cotidiano en su estimado sector de Rilan.
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